Aportes sociales, la base del sector solidario

Acceder a fondos sociales, beneficios, servicios y participar en los procesos de la entidad son algunos beneficios de estos montos de dinero.

La posibilidad de unir pequeñas cantidades para crear una institución es uno de los fundamentos prioritarios del cooperativismo. Un movimiento que ha construido grandes empresas con vocación social en los últimos 150 años y que tiene como pilar generar bienestar a todos sus asociados.

Entre los principios cooperativos está el beneficio comunitario, es decir, el compromiso con quienes lo conforman, su territorio y la sociedad en la que interactúan. Su principal recurso para lograr este fundamento son los aportes sociales, monto de dinero establecido que cada asociado proporciona en tiempos determinados.

“Los aportes sociales son el pilar de las cooperativas. Es un aporte colectivo que todos deben poner y que, a su vez, los beneficia. También constituye parte del patrimonio de la cooperativa y, a través de buenas prácticas económicas y financieras, se consolida en un patrimonio sólido”, explica Alejandro López Carmona, director de la Fundación Confiar.

El aporte también es el vínculo que se crea entre la entidad y el asociado para formar parte de esta. Es de resaltar que cada una establece el monto mínimo y que, aunque estos permanecen en una cuenta individual, la suma va a la cuenta institucional.

“Este monto es el que contribuye a la formación de un fondo patrimonial que le dará la fuerza económica y solvencia a la cooperativa. A su vez, es el significado de propiedad que tienen las personas sobre la cooperativa, pero más allá, es la formación de un fondo común para desarrollar el objeto social de la institución”, dice Hernando Zabala, investigador en cooperativismo y especialista en derecho cooperativo.

¿En qué se puede invertir?
Los aportes sociales son, a su vez, el capital de trabajo de las cooperativas por lo que cada una decide en qué los destina de manera que se multiplique el patrimonio colectivo. Por esto, la primera aplicación es conservar el valor real de los aportes sociales y crecer más el patrimonio a través de reservas.

Otra de las inversiones es en fondos sociales. Por determinaciones de ley, toda cooperativa debe tener un fondo de educación y un fondo de solidaridad. El primero contribuye al crecimiento personal e intelectual de los asociados y sus familias. El segundo, son recursos que se deben utilizar para ayudar a los asociados y familias en caso de una calamidad, crisis o dificultad.

“Igualmente, se pueden tener otros fondos sociales, de salud, exequiales, recreación o de bienestar. Son muchas las alternativas que se pueden crear con estos”, cuenta Zabala.

Por ejemplo, en Confiar Cooperativa Financiera, se han podido apalancar procesos como ferias del libro para entregar ejemplares gratuitos gracias las acciones de ahorro y crédito que resultan con los excedentes. En otras acciones y entidades, se apoya el teatro, el cine, las organizaciones sociales y la cultura a través de alianzas estratégicas y en las que las iniciativas encuentran una forma de afianzar sus procesos, proyectos u obtener una sede propia, entre otros provechos e importantes beneficios.

“El cooperativismo busca no solo beneficiar a sus bases sociales, que no dejan de ser muy importantes, pero no haríamos nada si esa base social no encuentra también unos territorios y unos escenarios en los que se pueda desplegar esa vida digna que buscamos”, afirma el director de la Fundación Confiar.

Además, se debe resaltar que los aportes sociales no son un ahorro, puesto que no generan un interés. Sin embargo, cada cooperativa trabaja para que no pierdan valor en el tiempo por los fenómenos inflacionarios.

Una forma de participación
La democracia en las cooperativas es un componente vital. Cuando un asociado se vincula a la entidad, su aporte social es la puerta para participar en la toma de decisiones que velen por su bienestar y el de la cooperativa. Si esta es pequeña se puede hacer una Asamblea General para la toma de decisiones, pero cuando es muy grande se deben hacer elecciones de delegados que representan a los asociados.

“Más allá de las retribuciones económicas, los aportes sociales son los derechos que se adquieren para participar en el proceso empresarial. El beneficio es ser miembro de la cooperativa y tener el derecho a estar en el proceso de los productos o servicios que tiene la empresa”, indica el especialista en Derecho Cooperativo.

Esta dinámica moviliza la participación dentro de los escenarios que se disponen para esto. La vocación por incentivar y empoderar a asociados es una de las apuestas del cooperativismo, por ello siempre se realizan esfuerzos importantes para que se cuenten con estos espacios democráticos.

“En esas elecciones, a diferencia de lo que ocurre en una empresa compuesta por acciones, en donde el accionista que más porcentaje de acciones tiene es el que cuenta con más poder de decisión, cada asociado tiene derecho a votar, independientemente de su aporte. La apuesta es por democratizar la economía de la organización”, explica López Carmona.

¿Qué pasa en el momento del retiro?
Otro de los principios cooperativos es la libre adherencia y el retiro voluntario, por lo que las personas pueden entrar y salir cuando lo deseen. En ese momento, al asociado se le devuelven sus aportes sociales. Los plazos y condiciones para la entrega los establece cada cooperativa, pero en ningún momento sus pilares permiten la retención o la obstaculización para retirarse.

Así mismo, en caso de fallecimiento, las cooperativas por lo general tienen un plan que cubre las exequias y temas funerarios. Los aportes sociales y los productos que tenga con la cooperativa se reintegran a sus herederos. Los aportes están protegidos como parte del capital de las personas.

“La idea es comprender la dinámica de los aportes sociales. Si se quieren tener beneficios individuales inmediatos y, a su vez colectivos, se necesitan de estos. Estamos en una cultura individualista que el capital ha promovido y en parte es lo que el cooperativismo busca transformar”, concluye Alejandro López Carmona.

Tomado de: elcolombiano.com

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