El sector cooperativo del país se trazó la hoja de ruta al año 2025

Más y nuevos servicios, así como la digitalización son parte de las tareas que tienen los entes del sector solidario colombiano.
La digitalización es una de las tareas del sector cooperativo financiero colombiano. FOTO Camilo Suárez
La digitalización es una de las tareas del sector cooperativo financiero colombiano. FOTO Camilo Suárez

Un plan de choque a 2025 contiene la hoja de ruta de la Federación de Cooperativas de Ahorro y Crédito y Financieras de Colombia (Fecolfin), el cual recomienda que estas entidades, que captan recursos del público, deben recomponer su portafolio de servicios.

Enrique Valderrama, presidente de la entidad, explicó que actualmente la actividad de estos establecimientos está soportada en un alto porcentaje en la financiación del consumo, y en unas proporciones muy bajas en vivienda, microcrédito y el apalancamiento del sector agropecuario.

Y es que el negocio de consumo representa el 75% de las operaciones, la vivienda está en el rango del 3%, el crédito comercial es del orden del 17%, por lo que una de las tareas prioritarias es cambiar y orientar la mirada hacia sectores en los que el actual gobierno está poniendo el ojo.

Es así como el plan también insta a las cooperativas de ahorro, crédito y financieras a emprender una transformación digital, si su objetivo es competir en un mercado cada vez más reñido, y eso requiere inversiones en tecnología.

“El estudio nos invita a hacer integraciones económicas, precisamente, para solucionar problemas que individualmente no se podrían acometer, y nos aconseja revisar la cara del gobierno corporativo para ser más competitivos”, añadió el dirigente, que representa alrededor de 100 de las 174 cooperativas de ahorro y crédito del país, las cuales atienden cuatro millones de asociados y sus activos superan los $30 billones.

Igualmente, destacó la solidez del sector solidario que esta afincada en el llamado “capital institucional” que permite que el nivel de solvencia de las cooperativas sea más alto que el de los bancos, y posibilita que dispongan de la liquidez necesaria para atender sus compromisos (ver Paréntesis).

La conversión

En los anexos del informe de empalme presidencial y que hace referencia a la Unidad Administrativa Especial de Organizaciones Solidarias (Uaeos) se estableció una línea de acción tendiente a “mejorar los estímulos tributarios teniendo en cuenta que las organizaciones solidarias no son generadoras de renta y sus excedentes son retribuidos a los asociados en programas sociales”.

Pero, desde la perspectiva de Valderrama más que hacerle exigencias al gobierno de Gustavo Petro, lo que hace Fecolfin es ofrecer un sistema financiero cooperativo que cuenta con más de 1.200 oficinas, unos 360 corresponsales y presencia en gran parte de la geografía nacional.

No obstante, reconoce que para dar el gran salto y que estas instituciones solidarias puedan entregar un mayor apoyo a los emprendedores se requiere apalancamiento por la vía de las líneas de crédito que se puedan crear, para que se distribuyan por la banca de segundo piso, es decir entidades como Findeter, Bancóldex y Finagro.

El planteamiento de Fecolfin encaja con algunas de las declaraciones que Petro entregó hace dos semanas en el Congreso Nacional de Acopi, en Barranquilla.

En la actividad gremial, el mandatario mencionó que “el gota a gota tiene que desaparecer de la economía popular y tiene que ser reemplazado por un sistema de crédito cooperativo, digital si se quiere, pero también público”.

Aunque a diferencia de Valderrama que ve en la red del cooperativismo la fórmula para dinamizar los negocios, Petro propone una discusión: cómo los fondos de segundo piso, que quedan, del Gobierno, se pueden transformar todos en un banco de primer piso de desarrollo.

“¿Que no se puede? El Banco Agrario existe y se puede desarrollar también como banco de fomento de la economía popular urbana de Colombia”, enfatizó sin mencionar más a las cooperativas o entidades del sector solidario.

Para los menos favorecidos

Por su parte, Paola Arias, directora de Banca de las Oportunidades, resaltó el rol protagónico que tiene el sector solidario al promover el ahorro y crédito entre los asociados, contar con un eje rural y dar oportunidades a las microempresas a favor de su desarrollo y crecimiento.

De esa labor destacó que las cooperativas cuentan con 1,7 millones de adultos con por lo menos un producto financiero. Adicionalmente, más de la mitad de los desembolsos de créditos son a mujeres, y la mayoría de sus corresponsales se encuentran en zonas rurales y municipios intermedios.

Para escalar el modelo de financiación empresarial de las cooperativas, Arias propuso enfocar esfuerzos mancomunados en los frentes de transformación digital, fortalecimiento institucional, cierre de brechas de información, una mayor diversificación de la cartera con énfasis en créditos productivos e innovación en metodologías de crédito haciendo especial énfasis en los créditos digitales, líneas asociativas y el microcrédito.

“La asociatividad contribuye a mejorar las condiciones de vida de los microempresarios, los productores rurales y de sus familias. Invitamos al sector solidario a fortalecer el crédito asociativo, pues con esta herramienta las personas pueden construir proyectos colaborativos con visión empresarial que no solo les permitan alcanzar sus objetivos económicos también fortalecer el tejido social para incrementar el bienestar general”, concluyó la funcionaria.

Tomado de: elcolombiano.com

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